sábado, 6 de julio de 2013

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“Hey! ya conoces el último?” “Yo ya le saqué copia.” “Está que se vende solito como pan caliente!” A partir de esa interpelación a bocas llenas por las calles del pueblo, viejos, adultos, jóvenes y los niños -no importa que sepan leer-, eufóricos, preguntan indagando por el último.
Ese día, la fotocopiadora a la que llegó el original o la primera copia hace su agosto.
No se trata de un artículo, ensayo o columna periodística de un reconocido comunicador social. No se trata de un manifiesto público con la firma de un ciudadano u organización social legítima,  anunciando el advenimiento de un potente movimiento ciudadano contra la corrupción y los gobiernos ajenos o extraños al orden social y legal que rige en el país. Tampoco es el discurso de una personalidad de la localidad, de la nación o de orden internacional a propósito de los problemas de hoy. No.
Se trata del más reciente libelo o pasquín. Continuación de una tradición en este “oficio” que se cocina con goce y ansia de morbo en la clandestinidad;  no importa si en esta oportunidad sea la reacción a uno de los contados combos paladines de esta práctica que ya había trompeado antes o la intermitente andada de uno de los interlocutores en la sombra para,  a su modo, ocuparse del último hecho “político”, o la última “proeza” de un avivato cuya avivatada lo hace sentir grande, o la declaración miserable de criminales alérgicos a que jóvenes equivocados, por ejemplo, incurran en desmanes por lo que se ganan la candidatura a ser eliminados físicamente (a lo que paradójicamente ellos se arrogan la potestad de llamar “limpieza social”). O puede tratarse de una de esas almas puras, castas, que ofendida por la impudorosa práctica de alguien (¿?) de hacer sexo con el que le venga en gana, se hace merecedora al escarnio público a través de una andanada de vulgaridades…con su correspondiente advertencia (¡?).
Otros libelos con personería jurídica que se asemejan a prensa escrita -periodiquillos de sangre, pornografía y escándalo . (de circulación departamental predominantemente) no han podido desplazar esta añeja costumbre enraizada en  lo más remoto y oscuro de individuos y colectivos humanos que se creen poseídos de tanta personalidad que requieren expresarla ocultando su rostro y “matando moralmente” a sus enemigos de ocasión.
Que se sepa,  por boca de la gente, la misma institucionalidad municipal, a través de una de sus autoridades y/o funcionarios, tiene autoría o participación en estos engendros.
Y no ha habido gobierno que se haya ocupado de esta inmoral e ilegal práctica, incorporando a la educación de los ciudadanos este asunto  para ser superado, y en su lugar propender por el civismo, el debate de lo público de modo público, dando la cara, respetando la persona sea quien sea o tratándose de quien fuere.  Es decir, que se abandone la marginalidad ilegal de denigrar desde la oscuridad, y se gane la racionalidad, y la luz plena,  para abordar las cuestiones de interés público, confrontando prácticas e ideas con otras ideas y propuestas posibles. Mientras esto no ocurra seremos un pueblo primitivo, prisionero del juego sucio y artero. Un pueblo atrasado al extremo, con el alma contaminada por el odio, el rencor, los resentimientos, y lo peor participando del credo prejuicioso, de la irracionalidad según la cual entre más innobles seamos, entre más violentos, groseros y sucios de habla y acción, más hombres. “Machos de verdad verdad.” Lo que equivale a tener por techo el imperio de la ley…pero de la LEY DE LA SELVA. Depredadores intencionales, con sevicia, de nuestros propios semejantes.
Se requiere que los mejores hijos de este pueblo, y el sector educativo, en indestructible alianza estratégica,  impulsemos una movilización educativa sostenible, no coyuntural,  para jugar limpio, y en el marco de lo legal hacer uso de la democracia como parte del Estado social de derecho que nos rige constitucionalmente. Si una instancia concreta del gobierno municipal está comprometida con este cometido, esa es la cabeza del gobierno municipal, y con ésta,  la secretaría de educación municipal.  Claro que sí ello no es posible ya, la propia sociedad civil a través de sus organizaciones debe emprender esta cruzada. Es asunto de vida y de civilización!
Los pasquines, como se padecen aquí,  son parte de una sociedad enferma, corrupta. Una de las más variadas formas de no compartir reglas comunes, y eludir la deliberación en una democracia de espíritu maduro, tranquilo, que se realiza y renueva (renovando la convivencia social) a través de la participación de los ciudadanos con sus desacuerdos y disidencias.

Ramiro del Cristo Medina Pérez


Santiago de Tolú, principios de julio del 2013.